Obediencia que cuesta

"Porque si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio! Por lo cual, si lo hago de buena voluntad, recompensa tendré; pero si de mala voluntad, la comisión me es encomendada".

1 Corintios 9:16-17


El apóstol Pablo no predicaba para recibir aplausos, títulos ni beneficios terrenales. Podría haber cobrado por su ministerio, pero renunció a ese derecho para que nada obstaculizara el evangelio de Cristo. Su motivación era pura: una necesidad ardiente en su corazón y el gozo de servir por amor al Señor que lo había salvado.


Eric Liddell, el corredor olímpico escocés, entendió esta verdad de manera extraordinaria. En los Juegos de 1924 era el favorito para ganar los 100 metros, pero la final caía en domingo. Para él, el Día del Señor era sagrado. A pesar de las críticas, la presión del gobierno británico y la decepción de su país, se negó a competir ese día. Muchos lo tacharon de fanático; sin embargo, Liddell actuó por el motivo correcto: obedecer a Dios antes que a los hombres. Cambió a los 400 metros, prueba en la que no era favorito, y ganó la medalla de oro rompiendo el récord mundial. Más tarde declaró: “Cuando corro, siento el placer de Dios”. Años después abandonó la fama y se fue como misionero a China, donde entregó su vida sirviendo a los más necesitados hasta morir en un campo de concentración japonés.


¿Qué nos enseña esto? Que Dios no solo mira lo que hacemos, sino por qué lo hacemos. Usted puede ayunar, ofrendar, predicar, servir en la iglesia o testificar en su trabajo, pero si el motivo no es amor y obediencia a Cristo, pierde su recompensa eterna. El mundo aplaudirá las buenas obras hechas por apariencia; el Señor recompensa las hechas por amor a Él, aunque nadie las vea.


Examine hoy su corazón: ¿sirve para ser visto o para agradar a Aquel que lo ve todo? ¿Obedece cuando nadie aplaude, como Liddell en aquella decisión impopular? Haga lo correcto, por el motivo correcto, y descubrirá que el gozo más profundo no está en la medalla, sino en escuchar un día: “Bien, buen siervo y fiel… entra en el gozo de tu Señor”.


¿Está usted dispuesto a obedecer aunque le cueste todo, solo porque ama a Cristo?


Video de hoy: https://youtu.be/MhCpo-j2y6s


Leer: 1 Corintios 9-11; Proverbios 1

¿En qué versículo aparece la frase: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana…”?

Parafrasee este versículo con sus propias palabras.