Vigilantes, firmes y con amor

“Velad, estad firmes en la fe; portaos varonilmente, y esforzaos. Todas vuestras cosas sean hechas con amor”.

1 Corintios 16:13-14


Estos versículos de la primera epístola a los corintios resumen de manera profunda la esencia de la vida cristiana. En un mundo lleno de desafíos y tentaciones, el apóstol Pablo exhorta a los creyentes a mantenerse alertas, a permanecer inquebrantables en su fe y a actuar con valentía y fortaleza, pero siempre impregnados del amor de Dios. Esta instrucción no es solo un consejo práctico; es un reflejo de la vida misma de Jesucristo, quien enfrentó las más duras pruebas con una firmeza inigualable y un amor que brillaba incluso en la cruz.


Imagine usted la vida cristiana como un camino marcado por tormentas inevitables. Hay momentos de persecución, dudas, pérdidas y oposiciones que ponen a prueba nuestra resolución. Pablo nos llama a “velar”, es decir, a estar atentos y vigilantes contra las sutiles trampas del enemigo, como el desánimo o la complacencia. Luego, insta a “estar firmes en la fe”, anclándonos en las promesas de Dios, recordando que nuestra fe no es un sentimiento pasajero, sino una convicción profunda en el poder redentor de Cristo. “Portaos varonilmente y esforzaos” implica una valentía activa: una determinación para enfrentar las adversidades sin retroceder, tal como Jesús lo hizo en Getsemaní, donde oró con sudor de sangre, pero se sometió a la voluntad del Padre.


Sin embargo, lo que hace única esta exhortación es el cierre: “Todas vuestras cosas sean hechas con amor”. No se trata solo de resistir con fuerza, sino de irradiar el amor de Dios en medio de la batalla. Jesús encarnó esto perfectamente: enfrentó la traición, el rechazo y la muerte con una firmeza heroica, pero Su respuesta fue siempre amorosa, perdonando a Sus verdugos y entregando Su vida por la humanidad. En las dificultades, nosotros también estamos llamados a brillar con ese amor divino, transformando el dolor en oportunidades para bendecir a otros.


Para ilustrar esta verdad, considere la historia de un grupo de jóvenes cristianos en una aldea predominantemente musulmana en India. Estos parientes, analfabetos en su mayoría, viajaron a una gran ciudad para recibir entrenamiento bíblico y profundizar su fe en Jesús. Al regresar, enfrentaron acusaciones falsas de sus vecinos, quienes esparcieron rumores maliciosos que llegaron a oídos de islamistas radicales. La aldea los ostracizó, amenazando con quemar sus hogares o golpearlos si no renunciaban a su fe. A pesar del miedo, estos jóvenes se mantuvieron firmes, guiados por el Espíritu Santo, y respondieron con amor, compartiendo su testimonio con gentileza y orando por sus perseguidores. Su valentía no fue agresiva, sino impregnada de compasión, inspirando a otros en la comunidad a acercarse a Cristo en secreto. Esta experiencia real muestra cómo, en medio de la hostilidad, la firmeza en la fe y el amor pueden transformar la oscuridad en luz.


En su vida cotidiana, usted puede aplicar estos principios. Cuando enfrente desafíos laborales, familiares o espirituales, permanezca vigilante en la oración, firme en la Palabra de Dios y valiente en sus decisiones. Pero recuerde: deje que el amor guíe cada acción. Ayude al necesitado, perdone al ofensor y sirva con generosidad, reflejando el carácter de Cristo. De esta manera, no solo superará las pruebas, sino que glorificará a Dios y atraerá a otros hacia Él.


Video de hoy: https://youtu.be/8cvldYwFOsY


Leer: 1 Corintios 15-16; Proverbios 3

En 1 Corintios 16, Pablo envía saludos de una familia muy dedicada a la obra del Señor, mencionando que “se han dedicado al servicio de los santos”. ¿Cómo se llama esta familia?