No me avergüenzo
“Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación…”
Romanos 1:16
Pablo no dijo: “me agrada el evangelio” ni “me siento cómodo con el evangelio”. Él dijo claramente: “no me avergüenzo”. Esa expresión revela una tensión real que muchos creyentes enfrentan: amar sinceramente al Señor, pero temer el rechazo, la crítica o la incomodidad de quienes nos rodean.
Muchos cristianos viven una vida dividida. Por un lado está la versión visible en la iglesia, con palabras correctas, actitudes respetuosas y apariencia espiritual. Por otro lado está la vida diaria, donde el silencio se vuelve más fácil que la verdad, donde es más cómodo encajar que mantenerse firme, y donde se aprende a esconder el amor por Dios para no parecer diferente. No siempre es falta de fe, muchas veces es temor. Pero una fe que se esconde deja de ser testimonio.
El evangelio no fue diseñado para ser una creencia privada, sino una vida visible. Aunque la salvación es personal, el impacto debe ser público. Cuando alguien realmente entiende que el evangelio es poder de Dios, no puede tratarlo como algo secundario o vergonzoso, porque no es solo una idea que cambia pensamientos, es un poder que transforma toda la vida.
Un ejemplo histórico de esto es Dietrich Bonhoeffer, un pastor alemán que vivió durante el régimen nazi. Mientras muchos líderes religiosos guardaban silencio para protegerse, Bonhoeffer predicó abiertamente contra las injusticias del gobierno y la manipulación de la iglesia. Podía haberse escondido, callado o exiliado definitivamente, pero decidió vivir su fe de manera visible, aun cuando eso significó persecución, prisión y finalmente su muerte. Su vida fue una declaración viva de que Cristo valía más que la comodidad o la seguridad.
La pregunta no es si usted ama al Señor en su corazón, sino si su vida lo refleja. ¿Se nota por la manera en que habla, decide, reacciona y vive? ¿O ha aprendido a separar su fe de su vida diaria? La verdadera fe no se apaga al salir de la iglesia ni se esconde en los entornos difíciles; al contrario, se vuelve más clara, más firme y más visible.
Pablo no habló de valentía personal, sino de convicción espiritual. No dijo: “soy fuerte”, sino: “no me avergüenzo”. Hoy el llamado no es a hablar más fuerte, sino a vivir de forma más clara. Que su vida no obligue a otros a preguntarse en secreto de qué lado está usted. Que su vida predique con claridad lo que sus labios a veces no se atreven a decir.
Video de hoy: https://youtu.be/-Ild2CuIwy4
Leer: Romanos 1-3; Proverbios 7
¿Qué testigos menciona Pablo que dan evidencia de que Dios existe?
