Andando con Clara Barton
Clara Barton nació el 25 de diciembre de 1821, el mismo día en que el mundo celebra el mayor regalo que Dios ha dado a la humanidad: Su Hijo. Aunque Clara no fue teóloga ni predicadora, su vida reflejó de manera práctica el corazón del mensaje navideño: dar, servir y acercarse al sufrimiento humano con compasión.
Desde joven, Clara mostró una sensibilidad especial hacia el dolor ajeno. Durante la Guerra Civil de los Estados Unidos, cuando muchos huían del peligro, ella corrió hacia él. Llevó alimentos, medicinas y cuidado a los soldados heridos directamente en el campo de batalla. No buscaba reconocimiento ni recompensa. Simplemente veía una necesidad y respondía con amor y acción. Por esta razón, fue conocida como el “Ángel del Campo de Batalla”.
Más adelante, Clara fundó la Cruz Roja Americana, dedicando su vida a ayudar a los heridos, los pobres y los afectados por guerras y desastres naturales. Su ministerio no se limitó a una fecha específica, pero su nacimiento en Navidad nos recuerda una verdad profunda: la Navidad no es solo una celebración, es una misión. Dios envió a Su Hijo al mundo no para ser servido, sino para servir, y Clara vivió ese mismo principio.
La historia del nacimiento de Cristo nos habla de un Salvador que no llegó rodeado de comodidad, sino de humildad. Jesús nació en un pesebre, identificándose con los débiles, los olvidados y los heridos de este mundo. Clara Barton entendió ese espíritu. Ella no se mantuvo a distancia del sufrimiento; se involucró. Su vida fue un reflejo tangible de Emanuel: Dios con nosotros.
La Navidad nos recuerda que Dios no se quedó lejos de nuestro dolor. Él entró en él. Clara Barton vivió esa verdad al acercarse a los campos de batalla, a los hospitales improvisados y a las zonas de desastre. Su vida nos desafía a preguntarnos si estamos dispuestos a vivir una fe que se mueve, que actúa y que ama de manera práctica.
No todos estamos llamados a fundar una organización o a servir en medio de una guerra, pero todos estamos llamados a reflejar el amor de Cristo. La Navidad no se trata solo de recibir, sino de dar. No se trata solo de palabras, sino de acciones. Clara Barton nació el día en que celebramos el regalo de Dios al mundo, y su vida se convirtió en un regalo para muchos.
Que al recordar su historia, podamos vivir una Navidad que vaya más allá de tradiciones y emociones, y que refleje el corazón de Cristo: un corazón dispuesto a acercarse, a servir y a amar sin reservas.
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Leer: Hechos 24-26; Proverbios 13
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