Amor en acción

“Mucho me regocijé porque he hallado a algunos de tus hijos andando en la verdad, conforme al mandamiento que recibimos del Padre. Y ahora te ruego, señora, no como escribiéndote un nuevo mandamiento, sino el que hemos tenido desde el principio, que nos amemos unos a otros. Y este es el amor, que andemos según sus mandamientos. Este es el mandamiento: que andéis en amor, como vosotros habéis oído desde el principio”

2 Juan 1:4-6


Cada padre o abuelo que pasa cinco minutos pensando acerca de la sociedad y la cultura se pregunta cómo proteger y mantener sanos y santos a los pequeñitos que Dios les ha encomendado. A pesar de que no debemos de olvidar la naturaleza de las amenazas que los niños enfrentan, es difícil pastorear sus corazones, pero no es imposible. Una de las cosas más importantes que podemos hacer por un niño es saturarlo de la verdad. Mientras más sepan de Dios y lo amen, lo mejor que podrán caminar en Sus caminos en lugar de en los caminos del mundo. 

Vemos la ilustración de este ejemplo en las vidas de Daniel y sus tres amigos judíos. Estos jóvenes, probablemente en sus años de pubertad, fueron llevados muy lejos de casa. Se les puso en un programa de entrenamiento babilónico que estaba diseñado para que negaran lealtad a su país de procedencia y a su Dios. El programa había funcionado efectivamente en cientos de jóvenes, pero no funcionó con Daniel y sus amigos.

Aunque les cambiaron el nombre y sus maestros los instruyeron en la sabiduría de Babilonia, su amor por Dios nunca menguó. Como un resultado de ese amor, obedecieron a las leyes de Dios aún cuando estaban rodeados por una cultura completamente ajena. Deberíamos de aprender de esta historia y enseñarle a nuestros niños ese tipo de amor por Dios. Si les enseñamos que amen a Dios, la obediencia a Él será el resultado. 


Principio de renovación de hoy: La tarea más importante que tenemos como padres y abuelos es la de implantar un fuerte amor por Dios en los corazones de la siguiente generación. 


15 de octubre - LEER - Marcos 4-5


De acuerdo con Marcos 5, Jairo buscaba a Jesús para sanar a su hija. En el versículo 36, ¿qué dijo Jesús de hacer y no hacer?