El poder de la amistad

“Aconteció que cuando él hubo acabado de hablar con Saúl, el alma de Jonatán quedó ligada con la de David, y lo amó Jonatán como a sí mismo. Y Saúl le tomó aquel día, y no le dejó volver a casa de su padre. E hicieron pacto Jonatán y David, porque él le amaba como a sí mismo”

1 Samuel 18:1-3


Alfred Lord Tennyson fue un poeta famoso y tenía numerosos seguidores; pero tenía pocos amigos verdaderos. Su mejor amigo era otro poeta, Arthur Hallam, a quien conoció en la escuela. Aunque Tennyson derrotó a Hallam en un concurso de poesía, se convirtieron en mejores amigos rápidamente, alentándose el uno al otro en su trabajo. Hallam utilizó sus conexiones y el dinero de la familia para apoyar la publicación de los poemas tempranos de Tennyson, y más tarde, Hallam se comprometió con la hermana menor de Tennyson.

La muerte de Hallam fue a una edad temprana durante un viaje a Italia, lo cual tuvo un impacto profundo en Tennyson. En los próximos diecisiete años trabajó en un poema de su amigo que llegó a ser conocido como “En Memoriam A. H. H” que contiene estas famosas líneas:

Tengo la verdad, sin importar lo que acontezca;

Lo siento cuando más me duele;

“Es mejor haber amado y perdido

Que nunca haber amado en lo absoluto”.

Un verdadero amigo es un regalo, con el ánimo de la amistad uno se atreve a soñar y a hacer grandes cosas. Vemos este principio bellamente ilustrado en la vida de David y Jonatán. 

Jonatán tenía motivos para odiar y temer a David. El joven pastor que mató a Goliat tenía el corazón de la gente (el pueblo) y Dios le había elegido para gobernar en lugar de Saúl, y como resultado Jonatán nunca podría ascender al trono. Sin embargo en lugar de ser rencoroso, Jonatán vertió su corazón en su amigo, mejorando su vida. Permítase ser la clase de amigo que influencia a otros a hacer lo correcto.


Principio de renovación de hoy: Decida qué tipo de amigo quiere ser; el que mejore las vidas de los demás en lugar de buscar lo mejor para si mismo.


10 de octubre - LEER - Mateo 22-23


En Mateo 23, Jesús refiere a los escribas y fariseos como hipócritas ¿qué era la base por la evaluación que Jesús dio en versículo 3?