Amor y vida pacífica


“El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres”

Romanos 12: 9, 10, 17, 18.


Abraham Lincoln ganó la Presidencia de un país dividido. Hubo cuatro candidatos principales en 1860, pero Lincoln gano las elecciones electorales con una pequeña diferencia de votaciones. Uno de sus críticos más duros fue Edwin Stanton de Ohio, que se oponía a la elección de Lincoln llamándolo entre otras cosas el “gorila original”. Lincoln le llamó a Stanton para reclutarlo en el servicio como Secretario de Guerra, reconociendo que sus habilidades eran grandemente necesarias para la guerra. Cuando Lincoln fue asesinado, Stanton dijo, “ahí radica el gobernante más perfecto de los hombres que el mundo haya visto jamás”.

No tenemos que atacar a todo el que dice o hace algo en lo que no estamos de acuerdo. Puede ser temporalmente satisfactorio, pero al final nos conduce a la amargura y a menudo a un ciclo de venganza y acciones de represalia. El amor no busca ganar siempre. Pablo escribió que el amor “no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor” (1 Corintios 13:5). Muchas personas se encuentran viviendo vidas llenas de estrés, porque no permiten que el amor haga su trabajo de paz.

Siempre habrá enfrentamientos y decepciones en la vida. Incluso la gente más cercana no es perfecta y nos fallará, tal como les fallaremos nosotros a ellos. Nuestra elección es, si en el amor elegimos ignorar esos defectos o si permitimos que la ira gobierne en nuestros corazones. Nadie que toma ese camino encontrará paz y descanso; y solo dará a luz resentimiento y amargura.


Principio de renovación de hoy: Amor es hacer caso omiso a su deseo de tomar venganza, para llevar una vida mucho más tranquila.


07 de octubre - LEER - Mateo 14-16 


¿Qué advertencia encontramos en el capitulo 16?