El tiempo perfecto de la gracia de Dios
“El Señor no retarda Su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”.
2 Pedro 3:9
A lo largo de la vida, muchas veces nos preguntamos por qué Dios parece tardar en responder. Oramos, esperamos, y el silencio puede hacernos pensar que Él se ha olvidado de nosotros. Sin embargo, este pasaje nos revela una verdad fundamental: Dios no llega tarde. Él obra conforme a un propósito eterno que va mucho más allá de nuestra comprensión humana. Hace más de dos mil años, Él vino para traer salvación; muchos esperaron ese momento y murieron aguardando la promesa, otros reconocieron que el tiempo había llegado, y algunos ni siquiera se dieron cuenta de que Dios estaba obrando en medio de ellos.
La aparente demora de Dios no es negligencia, sino paciencia. Su corazón está lleno de misericordia, y Su deseo es que nadie se pierda. Cada día que pasa es una nueva oportunidad para que el ser humano reflexione, se arrepienta y vuelva su corazón al Señor. Lo que algunos ven como retraso, Dios lo usa como un tiempo de gracia.
Este versículo también nos confronta personalmente. ¿Qué estamos haciendo con el tiempo que Dios nos concede? La paciencia divina no debe llevarnos a la indiferencia espiritual, sino a un arrepentimiento genuino y a una vida transformada. Dios nos llama hoy, no mañana, a responder a Su amor y a vivir conforme a Su voluntad.
Además, este pasaje nos recuerda nuestra responsabilidad como creyentes. Si Dios es paciente con nosotros, también estamos llamados a reflejar esa paciencia con los demás, compartiendo el evangelio con amor, compasión y urgencia. Cada persona que nos rodea es alguien por quien Dios está esperando con misericordia. Así como el tiempo de la gracia de Dios llegó por medio del nacimiento de Jesucristo, y usted la recibió a través de Su sacrificio, hay muchas personas que aún esperan que ese tiempo de gracia llegue a sus vidas por medio de nuestros pies, al predicar y hablarles de Cristo.
Que este día podamos descansar en el tiempo perfecto de Dios, valorar Su paciencia y responder con un corazón arrepentido, agradecido y dispuesto a vivir para Su gloria. Comience su día recordando cuán bueno ha sido Él, que está con nosotros y que nos ha confiado una carga santa y urgente: llevar Su evangelio a toda criatura.
Video de hoy: https://youtu.be/QDaxomAhLq8
Leer: 2 Pedro 1–3, Judas 1 y Proverbios 25
¿Cómo será la venida de Cristo?
