Protección

“Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, diciendo: No temas, Pablo; es necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo. Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho”.

Hechos 27:23–25


Para este punto en el libro de los Hechos, Dios ya había demostrado una y otra vez Su fidelidad en la vida de Pablo. Encarcelamientos, acusaciones falsas, azotes, traiciones y retrasos no habían detenido el plan de Dios. Ahora, camino a Roma, esa protección vuelve a manifestarse de manera clara y poderosa.


En Hechos 27, Pablo enfrenta una tormenta violenta en el mar. Durante días, el barco es sacudido y la esperanza parece desaparecer. Sin embargo, Dios habla con claridad: Pablo llegará a Roma, y todos los que viajan con él serán preservados. La tormenta no se detiene, pero la promesa permanece. El barco se pierde, pero ninguna vida se pierde. Dios protege a Pablo en medio de la tormenta, no porque el viaje sea fácil, sino porque Su propósito aún no se ha cumplido.


En Hechos 28, después del naufragio, Pablo es mordido por una serpiente venenosa. Humanamente, ese parecía el final. Pero no lo fue. Pablo sacude la serpiente al fuego y no sufre ningún daño. Dios lo protege nuevamente, no solo de tormentas prolongadas, sino también de peligros repentinos. Lo guarda a lo largo de meses de viaje, frío, lluvia, incertidumbre y desgaste físico.


¿La razón? Dios aún tenía un propósito para Pablo. Debía testificar en Roma. Debía anunciar el evangelio. Mientras ese propósito no estuviera completo, nada podría quitarle la vida. Esta historia nos recuerda una verdad profunda: si estamos viviendo en el centro de la voluntad de Dios, Él nos guardará hasta que haya terminado Su obra en nosotros aquí en la tierra.


Esto no significa una vida sin problemas. Habrá tormentas, naufragios, mordeduras inesperadas, planes frustrados y caminos que no entendemos. Pero no hay razón para vivir con miedo. Dios sigue protegiendo y cumpliendo Su voluntad soberana para que otros conozcan la salvación.


Dios no protegió a Pablo solo por Pablo. Lo hizo para que Su plan de redención avanzara. El mismo Dios sigue obrando hoy. Nuestra seguridad no está en la ausencia de dificultades, sino en la fidelidad de un Dios que termina lo que comienza.


Video de hoy: https://youtu.be/T9w_NuMzi9w


Leer: Hechos 27–28; Proverbios 14

Cómo murió el apóstol Pablo? (tiene que buscar afuera de su Biblia)