En la presencia eterna del Señor
La Biblia cierra con una visión gloriosa de la esperanza eterna para los redimidos. En Apocalipsis 22:5 leemos: “No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos”.
¡Qué pensamiento tan maravilloso! En la nueva Jerusalén, la presencia de Dios será tan manifiesta y gloriosa que transformará por completo la realidad. Ya no habrá oscuridad alguna, ni física ni espiritual. La noche, símbolo de temor, separación y limitación en este mundo caído, desaparecerá para siempre. No se necesitará la luz artificial de una lámpara, ni siquiera la luz natural del sol, porque el Señor mismo, en Su gloria infinita, será la fuente eterna de iluminación. Su presencia no solo alumbrará, sino que llenará todo de vida, paz y gozo perfecto.
Esta promesa revela la intimidad incomparable que disfrutaremos con nuestro Dios. En este mundo, Su presencia se manifiesta a través de Su Palabra, Su Espíritu y las bendiciones cotidianas, pero a menudo la percibimos de manera parcial, velada por las pruebas y el pecado. Sin embargo, en la eternidad, veremos Su rostro directamente (Apocalipsis 22:4), y Su luz nos envolverá de forma absoluta. Todo cambiará: el miedo se disipará, la duda se desvanecerá y la comunión será plena y sin interrupciones.
Además, el versículo nos habla del reinado eterno. Dios reinará para siempre, y nosotros, Sus siervos redimidos, reinaremos con Él por los siglos de los siglos. No como gobernantes independientes, sino en perfecta sumisión y armonía con Su soberanía. Este reinado no implica fatiga ni conflicto, sino una participación gloriosa en Su dominio eterno, donde todo estará en orden perfecto bajo Su autoridad amorosa.
Esta verdad es una poderosa motivación para nuestra vida actual. En medio de las dificultades diarias, las tentaciones y las incertidumbres, recordemos que todo lo que hacemos tiene un propósito eterno. Cada acto de obediencia, cada momento de fidelidad, cada sacrificio por amor a Cristo se realiza a la luz de esta promesa gloriosa. Vivamos con perspectiva eterna: resistiendo el pecado, sirviendo al Señor con diligencia y proclamando Su evangelio, sabiendo que un día estaremos en Su presencia radiante, iluminados por Él para siempre.
Permita que esta esperanza impulse su caminar diario. Dedique sus esfuerzos, sus decisiones y su corazón a Aquel que reinará eternamente, anhelando el día en que Su luz disipe toda sombra y Su presencia lo llene de gozo inefable. ¡Qué privilegio aguardar esa gloria eterna con el Señor!
Video de hoy: https://youtu.be/0_NIZdUDg9M
Leer: Apocalipsis 19-22; Proverbios 31
Personalmente, ¿cuál fue su parte favorito de su lectura bíblica en 2025? ¿Tiene el plan de volver a leer la Biblia mañana y el resto del año?
