Ten cuidado de lo que amas

“Pero el rey Salomón amó, además de la hija de Faraón, a muchas mujeres extranjeras; a las de Moab, a las de Amón, a las de Edom, a las de Sidón, y a las heteas; y tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas; y sus mujeres desviaron su corazón. Y cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres inclinaron su corazón tras dioses ajenos, y su corazón no era perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de su padre David”

1 Reyes 11:1, 3-4


El rey Salomón fue el hombre más sabio en la tierra. Por haberle pedido a Dios sabiduría en lugar de riquezas, poder o una larga vida, Dios le dio una gran sabiduría. Por muchos años reinó en Israel con gran habilidad y percepción. Pero, trágicamente, su vida no terminó en gloria y honor, sino en deshonra. Pero la mayor tragedia es que Salomón cayó en un error que sabía que era letal. El gran rey escribió, “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida” (Proverbios 4:23). A pesar de conocer la verdad y de compartirla con otros, Salomón falló en guardar su propio corazón, y como resultado, dejó de seguir a Dios. 


Satanás sabe que si puede hacer que nos enamoremos de las cosas del mundo, nos ha puesto en el camino de la destrucción. Esto no solo es verdad en las cosas torcidas del mundo, también aplica a las cosas buenas. Nada debe de tomar el lugar de Dios en nuestras vidas. La clave para no dejar de caminar y seguir a Dios en nuestras vidas es en no enamorarnos de nada que nos aleje de Él. Mientras examinamos nuestras vidas para ver en qué invertimos nuestro tiempo, dinero, y pasión nuestro amor se revela. 


Principio de renovación de hoy: Ya que amar a Dios es el mandamiento más importante de todos, debemos de cuidar que nada lo reemplace como el amor más grande de nuestro corazón. 


20 de octubre - LEER - Marcos 14


Si oramos constantemente, ¿qué podemos evitar?