Quite la justicia Propia

“Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe” Filipenses 3:7-9.


Hay una gran tentación que enfrentan los cristianos que han sido salvos y están sirviendo a Dios fielmente. Enfocarse en sí mismos en lugar de en Dios. Es fácil comenzar a confiar en nuestras propias fuerzas para ganar las batallas que enfrentamos. Las victorias del pasado, sin embargo, no fueron ganadas en nuestro poder, y si nos permitimos atribuirnos el mérito de ellas, glorificando nuestra propia justicia en lugar de la de Dios, estamos en el camino del fracaso y la derrota. Si nos encontramos con sólo nuestra propia justicia, estamos condenados.


Lo mejor que podemos lograr está muy por debajo del estándar de la perfección de Dios. A. J. Gordon escribió: “No hay nada nuestro, alma, cuerpo o espíritu, que no tenga mancha. Y cuando entendamos que nuestras mismas lágrimas necesitan ser lavadas en la sangre del Redentor, y nuestra misma condenación necesita ser santificada en su gran dolor, con gusto nos volveremos totalmente a la ofrenda perfecta”. El diablo nos susurra al oído que podemos hacerlo solos, confiando en nuestra fuerza y bondad. Como Sansón después de que le cortaron el cabello, salimos esperando la victoria por lo que “nosotros” hemos hecho en el pasado sin tener en cuenta el papel de Dios, solo para ser completamente derrotados. Las victorias del pasado no brindan protección en ataques futuros, y si nos apoyamos en nuestra propia bondad, la victoria se convertirá rápidamente en derrota.


Principio del evangelio para ser edificado: Cuando descansamos en nuestra justicia, caemos en el orgullo, pero cuando descansamos en la justicia perfecta de Cristo, somos libres para depender completamente de Dios.


27 de agosto - LEER - Lamentaciones 1-2


¿Cómo describe Jeremías la reacción de sus enemigos a las noticias del juicio de Dios en Jerusalén y su desesperación en Lamentaciones 1:21?