Preparándose para dar fruto

“Sembrad para vosotros en justicia, segad para vosotros en misericordia; haced para vosotros barbecho; porque es el tiempo de buscar a Jehová, hasta que venga y os enseñe justicia” Oseas 10:12.


Al vivir en California donde la agricultura es un negocio grande es muy común de ver personas trabajando en diversos tipos de cultivos. De hecho si California fuera un país por separado, sería el quinto productor de comida y agricultura más grande del mundo. Los billones de dólares que vienen del fruto del suelo no llegan por automático. Hay un proceso largo que precede a la siega. Hay que considerar el agua, el fertilizante y la hierba mala. Antes de que haya fruto debe de haber preparación.


Se supone que la vida cristiana debe de ser caracterizada por llevar mucho fruto. El propósito de Dios para cada uno de sus hijos no es que solo sean salvos, sino que sean productivos en Su trabajo aquí en la tierra. Dios usa a Su pueblo para hacer Su labor aquí en el mundo. Además del impacto que causa traer fruto en la obra y en la iglesia, nuestro fruto le trae honra y gloria a Dios. Jesús dijo, “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos” (Juan 15:8).


Pero ese tipo de fruto no se da por accidente. Así como el fruto en el campo del granjero, primero debe de haber preparación para que Dios nos pueda usar de una manera productiva. La preparación comienza en nuestro corazones. La tendencia natural que enfrentamos es la de tener corazones que se enfrían y se endurecen con el paso del tiempo. Por lo tanto tenemos que romper el suelo de nuestros corazones para asegurarnos de que estén tiernos y receptivos para la guía de Dios. Debemos de pasar tiempo con Él y dejar que el Espíritu Santo escudriñe nuestros corazones. Solo así podremos traer fruto para Su gloria. 


Principio de renovación de hoy: Tome tiempo para preparar su vida y corazón para que puedan ser usado por Dios y que traiga fruto para Su gloria.


08 de septiembre - LEER - Ezequiel 31-33


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