Teniendo impacto
“Entonces los judíos que no creían, teniendo celos, tomaron consigo a algunos ociosos, hombres malos, y juntando una turba, alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo. Pero no hallándolos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá” Hechos 17:5-6.
El Dr. Thomas Reeves que por muchos años enseñó historia en la universidad de Wisconsin escribió: “El cristianismo en la América moderna es inocuo. Tiende a ser fácil, optimista, conveniente y compatible. No requiere disciplina, sacrificio, humildad, un punto de vista alejado del mundo, una pasión por las almas, un temor ni un amor a Dios”. Tristemente, su evaluación tiene mucho sentido, y explica muy bien la falta de impacto que tienen los cristianos en la cultura de nuestro mundo hoy en día.
Cuando Pablo llegó a Tesalónica, su predicación poderosa tuvo como resultado a muchos convertidos, pero también inició una gran oposición. Los que se oponían al evangelio odiaban a los predicadores, pero no podían negar la efectividad del mensaje. El poder de la iglesia antigua está en contraste con la mayoría de las iglesias de hoy en día. En lugar de “trastornar el mundo” se van con la corriente y no producen olas.
Cuando Pedro y el resto de los apóstoles fueron llamados por el Sanedrín para preguntarles sobre la predicación de Jesús, rehusaron permitir que las amenazas los silenciaran. Después de habérseles golpeado y soltado, la Biblia dice, “Y ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre” (Hechos 5:41). Debemos de estar dispuestos a sufrir si de verdad queremos ser como Jesús.
Principio de renovación de hoy: Solo los que están dispuestos de pagar el precio de seguir a Cristo pueden causar un impacto que mueva al mundo.
07 de septiembre - LEER - Ezequiel 28-30
¿Qué le había hecho Dios a Su propio pueblo y que iba a hacerle a Egipto?