Reino dividido

“Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá. Y si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues, permanecerá su reino?”

Mateo 12:25-26


Jesús pronunció estas palabras en respuesta a los fariseos, quienes lo acusaban de expulsar demonios por el poder de Satanás. En su sabiduría, el Señor reveló un principio espiritual que trasciende toda época: una casa dividida no puede mantenerse firme. Así como un reino o una familia no pueden prosperar si están divididos, el pueblo de Dios tampoco puede avanzar si hay contienda, celos o desconfianza entre sus miembros.


Jesús sabía lo que había en los corazones de quienes lo escuchaban. Ellos hablaban de espiritualidad, pero sus corazones estaban llenos de crítica y confusión. Cristo les mostró que el mal no puede vencer al mal, y que la división destruye toda fortaleza, incluso las del enemigo.


La unidad fortalece; la división destruye. Dios desea que Su pueblo viva en armonía. Cuando hay división, el propósito se debilita y el testimonio se pierde. Una iglesia, una familia o un matrimonio que viven en unidad reflejan el carácter de Cristo; pero aquellos que están divididos reflejan una decadencia en su relación personal con el Señor.


Dios conoce los pensamientos del corazón. Jesús discernió las intenciones ocultas de los fariseos, y Él también conoce lo que hay en nosotros. No podemos aparentar unidad si en nuestro interior guardamos rencor u orgullo. La verdadera unidad comienza con un corazón limpio ante Dios. Debemos tener cuidado de no ser la persona que crea la división, algo que puede comenzar fácilmente con malos pensamientos, críticas, quejas, victimización o intenciones disfrazadas de bondad, pero que en el fondo son egoístas. Es importante evaluar nuestra propia vida y examinar el corazón. Si hay algo malo, debemos repararlo. Quizá esa sea la razón por la que su hogar se ha convertido en un campo de batalla, o por la que su matrimonio o sus relaciones personales están fracturadas.


El bien solo puede vencer al mal con el poder de Dios. Jesús mostró que el poder de Dios es el único capaz de traer verdadera libertad. Las obras del Espíritu Santo jamás se mezclan con las tinieblas. Por eso, debemos aprender a discernir con sabiduría lo que viene de Dios y lo que no. Necesitamos ser conscientes de esta verdad e incluso considerar si nosotros mismos somos la causa principal de la división, porque sí puede suceder.


Este día, evalúe personalmente su interior. ¿Qué está pensando de su cónyuge? ¿Qué está pensando de sus hijos? ¿Qué piensa de sus hermanos en Cristo? ¿Qué necesita cambiar usted para romper el ciclo de división? ¿Qué debe mejorar en su vida espiritual para tener unidad con Dios y con los demás? ¿Está dispuesto?


La división es una herramienta de Satanás, pero lo mejor que podemos hacer hoy es proteger la unidad en nuestras relaciones y ministerios. Recuerde que su primer ministerio es su familia. Por ahí querrá comenzar Satanás, así que hoy es un buen día para proteger a su cónyuge, cuidar a sus hijos e invertir de manera especial en ellos.


Video de hoy: https://youtu.be/hrZ0zgzZMio


Leer: Mateo 12, Marcos 3, Lucas 6 y Proverbios 9

¿Qué detalles únicos en cada capítulo revela Dios sobre la enseñanza del hombre de la mano seca?