Cuando la masa se desborda
“Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía”.
Lucas 12:1
Si alguna vez ha hecho pan, sabe lo que la levadura puede hacer. Solo una pequeña cantidad, mezclada con la masa, empieza a trabajar de manera silenciosa e invisible. La masa comienza a crecer, a expandirse y a empujar contra los bordes del recipiente. Si se deja demasiado tiempo, puede desbordarse, derramándose y haciendo un desastre.
Muchos podemos imaginar ese momento: uno se distrae por un rato, y de pronto la masa ha crecido mucho más de lo esperado. Lo que comenzó siendo algo pequeño y aparentemente inofensivo terminó apoderándose de todo el recipiente.
La levadura es poderosa porque se extiende. No se queda contenida; influye en todo lo que toca.
Cuando Jesús advirtió a Sus discípulos acerca de “la levadura de los fariseos”, no estaba hablando de pan. Estaba hablando de una influencia que se propaga silenciosamente en el corazón y en la comunidad: la hipocresía.
Así como la levadura física, la hipocresía comienza con algo pequeño. Tal vez con aparentar ser más espiritual de lo que realmente somos, esconder nuestras luchas o hacer lo correcto por las razones equivocadas. Pero si se deja sin tratar, crece. Se infiltra en nuestras palabras, nuestras actitudes e incluso en nuestra adoración.
Jesús sabía cuán peligrosa era. Los fariseos habían permitido que su religión externa se convirtiera en una cubierta para su orgullo interior. Parecían justos por fuera, pero sus corazones estaban lejos de Dios. Su “levadura” estaba corrompiendo toda la masa.
Y al igual que con el pan, mientras más tiempo se deja, más crece, y más difícil es eliminarla.
Jesús continuó diciendo: “Nada hay encubierto que no haya de descubrirse, ni oculto que no haya de saberse”. (Lucas 12:2) Nos estaba recordando que el pecado siempre sale a la luz. La única manera de detener el crecimiento de la hipocresía es traerla delante de Dios, con honestidad, humildad y sinceridad.
No es fácil admitir cuando hemos estado fingiendo, cuando nuestro corazón no coincide con nuestras palabras. Pero cuando descubrimos lo que está escondido, le damos a Dios espacio para sanar y limpiar. Él no expone para avergonzar, sino para restaurar.
Así que hoy, preguntémonos: ¿Hay alguna “levadura” creciendo silenciosamente en mi corazón? ¿Estoy más preocupado por parecer piadoso que por estar bien con Dios?
Un poco de hipocresía sin tratar puede crecer rápidamente, pero cuando se trae a la luz, la verdad de Dios detiene su avance. El corazón que permanece honesto delante de Él siempre será elevado—no por orgullo, sino por gracia. ¡Trate con la levadura hoy!
Video de hoy: https://youtu.be/7AxrO5UGWQg?si=3gA4e2hXoPLYd9_s
Leer: Lucas 12-13; Proverbios 26
El higo aparece muchas veces en los evangelios. Estudia un poco acerca de la importancia del higo, sus usos y su normalidad en la vida diaria de un israelita.
