Fidelidad en lo muy poco

"El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto. Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero? Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro?"

Lucas 16:10-12


En un mundo que celebra los grandes logros, las hazañas espectaculares y los éxitos visibles, Jesús nos invita a una verdad profunda y contracultural: la fidelidad comienza en lo pequeño. El pasaje de Lucas 16:10-12 no es una sugerencia opcional, sino un principio divino que rige el Reino de Dios. Ser fiel en "lo muy poco" no es un mero ejercicio de disciplina; es la prueba de fuego que revela el carácter de nuestro corazón y determina si estamos listos para recibir "lo verdadero".


Imagina a un joven llamado Tomás, un electricista en una pequeña ciudad de México. Hace años, trabajaba en una empresa modesta, realizando tareas rutinarias: revisar cables, cambiar fusibles, limpiar herramientas al final del día. Nada glamoroso. Sus compañeros se quejaban de las "pequeñeces" y a menudo dejaban el taller desordenado o ignoraban detalles menores en las instalaciones. Tomás, sin embargo, veía cada tarea como una oportunidad para honrar a Dios. "Si no soy fiel en limpiar estas herramientas", se decía, "cómo podré ser confiable en algo mayor".


Un día, la empresa recibió un contrato importante: instalar el sistema eléctrico de un hospital nuevo. El jefe, recordando la consistencia de Tomás en las cosas pequeñas —su puntualidad, su atención al detalle, su integridad al no cortar esquinas—, lo eligió como supervisor. Lo que parecía "muy poco" —mantener el orden en el taller— se convirtió en la base para manejar un proyecto que salvaba vidas. Años después, Tomás fundó su propia compañía, empleando a decenas de personas. Su testimonio es real: la fidelidad en lo insignificante abrió puertas a bendiciones mayores. Esta historia ilustra perfectamente el principio de Jesús. No fue el talento innato lo que lo elevó, sino la obediencia diaria en lo que otros despreciaban.


¿Qué son "lo muy poco" en nuestra vida? Puede ser contestar un mensaje de aliento a un amigo desanimado, llegar a tiempo a una reunión de oración, administrar honradamente el dinero del diezmo, o simplemente sonreír a un desconocido. Estas acciones parecen triviales, pero Dios las mide con precisión eterna. Él no nos pide hazañas heroicas para empezar; nos pide fidelidad donde estamos. Si fallamos en lo pequeño por pereza o indiferencia, ¿cómo confiaremos en nosotros las "riquezas verdaderas" del Reino: el gozo eterno, el impacto espiritual, la herencia incorruptible?


La Biblia está llena de ejemplos. José fue fiel en la prisión administrando lo poco (Génesis 39), y Dios lo elevó a gobernante. David cuidó ovejas con diligencia antes de enfrentar a Goliat. La viuda dio dos moneditas (Marcos 12:41-44), y Jesús la exaltó por su fidelidad total. En cada caso, lo pequeño fue el entrenamiento para lo grande.


Concluyamos con esta verdad inquebrantable: todas las cosas que Dios nos pide hacer son importantes, aunque parezcan pequeñas. No hay tareas insignificantes en su Reino; cada obediencia es una semilla de eternidad. Seamos fieles siempre, en lo visible y en lo oculto, en lo fácil y en lo difícil. Como alguien ha dicho sabiamente: "Todos pueden ser fieles". ¿Lo será usted hoy? Que el Espíritu Santo nos fortalezca para vivir esta verdad, glorificando a nuestro Señor en cada detalle.


(No hay video hoy.)


Leer: Lucas 16-17; Proverbios 28

Cuando los apóstoles pidieron a Jesús que aumentara su fe, Él no les dio una fórmula, sino que les habló de una semilla de mostaza y un árbol. ¿Qué estaba enseñándoles Jesús sobre la naturaleza de la verdadera fe?