Me es Necesario Hacer las Obras


“Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él. Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo”.

Juan 9:3-5


Dios pone un gran valor en el trabajo. Incluso antes de la caída en el Jardín del Edén, Adán fue asignado con tareas y responsabilidades. No es una maldición tener que trabajar, sino una bendición poder trabajar. En vez de renegar y quejarse cuando es hora de trabajar, debemos acercarnos a nuestros puestos de trabajo con un corazón alegre y una determinación de llevar crédito y honor al Señor por la manera en que hacemos nuestro trabajo. Jesús se acercó a la vida con la actitud que el trabajo es una necesidad, y nosotros debemos hacerlo también.


Un predicador dijo: "La empleada doméstica que barre la cocina está haciendo la voluntad de Dios tanto como el clérigo que ora, no porque ella puede cantar un himno cristiano mientras barre sino porque Dios ama los pisos limpios. El zapatero cristiano cumple con su deber cristiano no por que pone crucecitas en los zapatos, sino cuando hace un buen calzado, porque Dios está interesado en la buena artesanía".


El trabajo es una vocación santa, no importa en qué campo se encuentre, y como tal merece nuestro mejor esfuerzo. Un pastor amigo mío hizo la observación: "Yo trabajo para Dios y recibo el pago de la iglesia. Muchos de nuestros miembros trabajan para Dios y reciben el pago de General Motors. "Nunca debemos perder de vista el hecho de que nuestra mayor responsabilidad no es un reloj registrador o un supervisor, sino Dios. Cuando trabajamos como si Él está mirando, que por supuesto siempre lo hace , no vamos a tener dificultades para ser diligentes.


Principio de hoy para permanecer Arraigados: Esfuércese por ser el mejor empleado donde usted trabaja y por honrar a Cristo con su ejemplo de diligencia.