El poder renovador de la oración | Por el Dr. Paul Chappell

“Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y echó fuera muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque le conocían. Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba” Marcos 1:34-35.


Si usted maneja de California al desierto de Nevada, aún si va por la interestatal hay muy pocos lugares para detenerse. Es común ver señalamientos que dicen, “última gasolinera por 75 millas”. Estas señalas son advertencias de que si no llena su tanque, no tendrá otra oportunidad después. Sería tonto decir, “llené el tanque la semana pasada, con eso tengo para cruzar el desierto”. A pesar de esto, muchos cristianos hacen algo muy parecido en sus vidas espirituales. Van a la iglesia un domingo para “una recarga” y no tienen nada más para su tanque espiritual por el resto de la semana… y se preguntan por qué se les acaba la gasolina. Yo creo que está bien ir a la iglesia. Aunque no fuera pastor, yo estaría en la iglesia cada vez que las puertas se abrieran, pero la iglesia por sí sola no es suficiente. Deben de haber ejercicios espirituales personales que llenen nuestros corazones y nuestras mentes, y uno de los ejercicios más importantes es la oración.

Jesús fue cien por ciento Dios y cien por ciento hombre. Él nos dio el ejemplo en la manera en que oraba continuamente, pasando a menudo noches completas en oración. Con esa relación íntima con Su Padre, Él obtenía fuerzas y continuaba con Su labor. La oración produce resultados porque Dios obra en respuesta a nuestras peticiones, y además produce fuerza en nuestro caminar espiritual. 


Principio de renovación de hoy: La oración no es un ejercicio vacío o un ritual religioso, es una fuente vital de fuerza para el creyente.


03 de septiembre - LEER - Ezequiel 18-20


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