Poder destruido

“Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él; sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él”. Romanos 6:6-9


Alarmados por la creciente amenaza del programa nuclear de Irán, alrededor del 2005 (los detalles nunca se han hecho públicos) los servicios de inteligencia estadounidenses e israelíes crearon un nuevo tipo de arma: un “gusano” informático. Este programa funcionaba haciendo copias de sí mismo una y otra vez en cada computadora nueva con la que entraba en contacto. Cuando se hubo extendido, Stuxnet, como se llamaba al gusano, empezó a alterar las velocidades a las que funcionaban las centrifugadoras utilizadas para enriquecer el uranio. El programa fue diseñado para que los controles informaran que todo estaba normal, incluso cuando el equipo estaba siendo dañado o destruido. Al final, Irán todavía tenía los edificios y el equipo en pie, pero su poder de enriquecer uranio para crear armas nucleares había sido quitado en gran medida.


Antes de ser salvos, somos completamente incapaces de resistir el poder del pecado. Ninguna fuerza de voluntad o buenas intenciones puede librar a una persona incrédula de Satanás. Pablo describió esta condición a Timoteo: “Y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él” (2 Timoteo 2:26). Pero Jesús, a través de Su muerte y resurrección, destruyó el poder que el pecado tenía para controlarnos. Los mismos hábitos y deseos que una vez nos mantuvieron en cautiverio siguen ahí después de la salvación, pero ya no tienen la capacidad de obligarnos a rendirnos al mal. Aunque todavía pecamos, ya no es porque no tenemos otra opción, sino porque nos hemos rendido ante un enemigo poderoso.


Principio del evangelio para ser edificado: El dominio del pecado sobre usted ha sido destruido y ya no está obligado a ceder a él.


07 de junio - LEER - Job 24-28 - ¿Cómo describe Job el “consuelo y ayuda” de sus compañeros en Job 26:2-4?