¿Se lo merecía...¿o no?

Gabriel y Mauricio trabajaban en la misma empresa desde hacía varios años. Aunque compartían proyectos y reuniones, su relación era tensa. Mauricio era ambicioso, directo, y a veces menospreciaba el trabajo de los demás para destacar. Más de una vez había interrumpido a Gabriel en reuniones importantes, había presentado ideas ajenas como propias, e incluso había logrado llevarse un ascenso que Gabriel también buscaba.


Gabriel nunca confrontó abiertamente la situación. Se enfocó en hacer su trabajo con integridad, pero en su corazón, la herida persistía.


Un día, Mauricio cometió un error serio en un contrato. Aunque no fue intencional, fue suficiente para que la empresa lo removiera temporalmente de su puesto y lo dejara fuera de varios proyectos clave.


Cuando Gabriel se enteró, sintió algo inesperado: una pequeña satisfacción interna. “Bueno, ya era hora. Eso le pasa por creerse más que todos".


Esa noche, mientras leía su Biblia antes de dormir, se topó con este versículo: “Y no debiste haberte alegrado del día de tu hermano, el día de su infortunio…” (Abdías 1:12)


La frase le pesó en el alma. Gabriel entendió que aunque no había dicho nada públicamente, su corazón se estaba alegrando del tropiezo de otro. Y eso, ante Dios, también era orgullo.


A la mañana siguiente, sin pensarlo mucho, le envió un mensaje a Mauricio: “Vi que estás pasando por un momento difícil. Solo quería decirte que espero que todo se solucione pronto. Estoy orando por ti”.


Mauricio respondió con brevedad, pero con un tono distinto: “Gracias. No esperaba ese mensaje. Lo valoro”. Gabriel no sabía si su relación con Mauricio cambiaría, pero sí supo una cosa: obedecer a Dios trae paz, aún cuando el orgullo quiera otra cosa.


Abdías 1:12 nos enseña una verdad que aplica más allá de lo espiritual: No te alegres cuando tu hermano —o tu compañero de trabajo— cae. En el mundo profesional, puede ser fácil sentir satisfacción cuando alguien que nos ha hecho daño o ha actuado mal enfrenta consecuencias. Pero el corazón que agrada a Dios es el que responde con humildad y compasión.


Video de hoy: https://youtu.be/LxQ1Ftmfl_A


Leer: Abdías; Proverbios 31 y Proverbios 1

¿Qué va a recordar sobre el libro de Abdías hoy?