Un ejemplo malo
“A la verdad ninguno fue como Acab, que se vendió para hacer lo malo ante los ojos de Jehová; porque Jezabel su mujer lo incitaba”.
1 Reyes 21:25
Acab fue rey de Israel, pero tomó por mujer a Jezabel, hija de Et-baal, rey de los sidonios, quien era sacerdotisa y adoradora de Baal. Desde el inicio, este matrimonio representó una abierta desobediencia a Dios, ya que la ley prohibía a los israelitas unirse en yugo desigual con pueblos paganos (Deuteronomio 7:3-4). Este matrimonio no solo trajo contaminación espiritual al hogar de Acab, sino que arrastró a toda la nación al pecado, a la idolatría y a la apostasía.
A Acab le correspondía liderar espiritualmente, proteger al pueblo y hacer cumplir la ley de Dios. Sin embargo, Acab se muestra constantemente débil, permisivo y dominado por los deseos de su esposa. No tomó su rol de liderazgo espiritual ni en su hogar ni en su reino. Jezabel no solo influyó a su esposo, sino que lo dominó. Fue ella quien introdujo y promovió la adoración a Baal, mandó matar a los profetas de Jehová (1 Reyes 18:4), y planeó el asesinato de Nabot para satisfacer el capricho de Acab (1 Reyes 21). Jezabel es el retrato de una mujer manipuladora, idólatra y enemiga de Dios.
La maldad de este matrimonio no quedó sin respuesta. Dios envió a Elías a confrontarlos con una severa sentencia. Aunque trató de engañar al enemigo disfrazándose, no pudo escapar del juicio de Dios. “Y un hombre disparó su arco a la ventura, e hirió al rey de Israel por entre las junturas de la armadura... Murió al caer la noche, y la sangre corría por el fondo del carro... Y lavaron el carro en el estanque de Samaria, y los perros lamieron su sangre, conforme a la palabra que Jehová había hablado”. Dios cumplió exactamente lo que había anunciado a través de Elías.
Jezabel murió años después cuando Jehú llegó a Jezreel. “Y alzando él su rostro hacia la ventana, dijo: ¿Quién está conmigo? ¿quién? Y se inclinaron hacia él dos o tres eunucos, y él les dijo: Echadla. Y ellos la echaron, y parte de su sangre salpicó la pared y los caballos; y él la atropelló”. Luego, cuando fueron a enterrarla:“No hallaron de ella más que la calavera, los pies y las palmas de las manos... para que se cumpliese la palabra de Jehová... en la heredad de Jezreel comerán los perros las carnes de Jezabel”. Su muerte fue una señal pública de vergüenza, juicio y cumplimiento exacto de la palabra de Dios.
No te unas en yugo desigual.
Hombres, no abandonen su liderazgo espiritual.
Mujeres, no tomen el rol que Dios no les ha dado.
No permitas que el pecado tome el control.
La historia de Acab y Jezabel es una advertencia poderosa. Dios es paciente, pero su juicio es seguro. Ellos vivieron en desobediencia, rompieron el diseño divino del matrimonio y despreciaron la palabra de Dios. Las consecuencias fueron terribles, no solo para ellos, sino también para su descendencia y su nación.
Cuando el orden de Dios es rechazado en el hogar, el resultado siempre es destrucción. Pero cuando seguimos Su diseño, hay bendición, paz y fruto eterno.
Leer: 1 Reyes 22; 2 Crónicas 18; Proverbios 29
Anote otra historia en la Biblia que muestra que no podemos esconder de Dios. ¡Lo que Él dice, pasa!