El negocio del Rey

“Y yo Daniel quedé quebrantado, y estuve enfermo algunos días; y cuando convalecí, atendí los negocios del rey; pero estaba espantado a causa de la visión, y no la entendía”.

Daniel 8:27


Daniel recibió una visión impresionante acerca de lo que vendría. Reinos que se levantarían y caerían, luchas, y el plan de Dios moviéndose en la historia. La magnitud de lo que vio lo dejó sin fuerzas; estaba confundido y hasta enfermó por la carga. Sin embargo, después de un tiempo de reposo, se levantó y volvió a atender “los negocios del rey”.


Qué lección para nosotros. Habrá días en que el peso de lo que ocurre en el mundo, o en nuestra propia vida, nos deje agotados y sin claridad. Las batallas espirituales son reales, y muchas veces no entenderemos todo lo que Dios está permitiendo. Eso está bien. Dios no nos pide que comprendamos cada detalle de Su plan.


Lo que sí nos pide es fidelidad. Igual que Daniel, necesitamos reconocer nuestras limitaciones, descansar, orar, y luego levantarnos para cumplir con lo que está en nuestras manos: nuestras responsabilidades, nuestros deberes diarios, el “negocio del Rey”.


Y mientras tanto, debemos recordar lo que Daniel ya había visto: “Su dominio es dominio eterno, que nunca pasará” (Daniel 7:14). Todo lo que nos confunde y agota sigue bajo el control absoluto de Dios. Él es el Padre soberano, y Su reino nunca será destruido.


Así que, aunque no entendamos todo lo que ocurre, podemos confiar. Podemos descansar un momento, y después levantarnos con la seguridad de que el Rey de reyes está en el trono. Lo nuestro es obedecer en lo que sabemos hacer bien; lo Suyo es gobernar el universo.


Señor, ayúdenos a descansar en Su soberanía cuando no entendamos. Enséñenos a confiar en que Su dominio no pasará. Y recuérdenos cada día que nuestra tarea es atender con fidelidad el negocio del Rey.


Video de hoy: https://youtu.be/FS5ZLMbD78c


Leer: Daniel 7-9; Proverbios 15

Cuando Daniel oró confesando el pecado de su pueblo, ¿sobre qué fundamento pidió misericordia?