Cuando el Pecado se Consuma
“Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte”.
Santiago 1:13-15
Gary Richmond, un ex guarda del zoológico contó esta historia: "Los mapaches pasan por un cambio glandular en aproximadamente veinticuatro meses. Después de eso a menudo atacan a sus dueños. Dado que un mapache de treinta libras de peso puede ser igual a un perro de cien libras en una pelea, me sentí obligado a mencionar el cambio que le sucedería a un mapache mascota propiedad de una joven amiga mía, Julie.
"Ella escuchó cortésmente mientras le expliqué el peligro que vendría. Nunca olvidaré su respuesta. Ella sonrió y dijo: "Va a ser diferente para mí. Bandit no me haría daño. Él simplemente no lo haría”. Tres meses más tarde Julie fue sometida a una cirugía plástica por las laceraciones faciales sufridas cuando su mapache adulto la atacó sin motivo aparente. Bandit fue puesto en libertad a la vida salvaje ".
Uno de los errores más comunes y más trágicos de nuestra época es la presunción de que será diferente para nosotros. Cuando somos presa de la mentira de Satanás que de alguna manera estamos exentos de las consecuencias del pecado, él nos tiene justo donde él quiere. Es raro que alguien peque con pleno conocimiento y apreciación por los terribles resultados que seguirán. En lugar de eso racionalizamos y nos convencemos de que seremos capaces de evitarlo de alguna manera.
Dios ha escrito la ley de la siembra y la cosecha en la trama misma del universo. Como Moisés advirtió a los hijos de Israel: "sabed que vuestro pecado os alcanzará" (Números 32:23). Cuando hacemos lo que no debemos o no hacemos lo que debemos, vamos a sufrir las consecuencias como Dios declara en las Escrituras.
Principio de hoy para permanecer Arraigados: El pecado siempre trae dolor y consecuencias devastadoras, y usted no es la excepción a esa regla.