Un líder

“Y Moisés hizo como Jehová le había mandado, pues tomó a Josué y lo puso delante del sacerdote Eleazar, y de toda la congregación; y puso sobre él sus manos, y le dio el cargo, como Jehová había mandado por mano de Moisés”.

Números 27:22-23


Dios escogió a Josué como líder sucesor de Moisés antes de la muerte de Moisés. Tras un largo trayecto viajando a la tierra prometida, el pueblo de Israel había enfrentado grandes dificultades por ser desobedientes. Era importante que tuvieran un buen líder, uno que anduviera con Dios siempre, que le amara y que fuera capaz de amar a tantas personas diferentes, incluso cuando lo decepcionaban o le desobedecían. 


El crecimiento de Josué se basó en el liderazgo de Moisés. Josué aprendió mucho, Él amaba a Dios, le servía fielmente y seguía Sus mandamientos. El mismo Moisés tomó tiempo de enseñarle—¡conocía el oficio! Josué reconoció que él toda su vida debía estar bajo la cobertura espiritual. 


Por ser influenciado por el liderazgo de Moisés, Josué aprendió a ser un hombre de fe y visión, así mismo fue un hombre determinado. Josué 24:15 “Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová”. Fue un líder de guerra, valiente y temeroso de Jehová. Él también aprendió a conocer las necesidades de la gente de su pueblo, y sobre todo, Josué tenía confianza en Dios. 


En la vida, cada persona es un líder por naturaleza; hemos sido diseñados para liderar en una manera o otra. La meta de un líder cristiano debería ser de liderar bajo la autoridad de Dios; no todo puede o funcionará bajo nuestra autoridad, pero si buscamos un enfoque espiritual y el Señor es nuestra autoridad podremos edificar y tener un buen liderazgo. Seguramente no es fácil liderar a muchas personas, con personalidades únicas, con dificultades diferentes, pero Moisés lo hizo, más no en su autoridad sino en la del Señor.


Dios no dejaría a cualquier hombre al frente de su pueblo. Él preparó a Josué toda su vida para que un día pudiera sustituir a Moisés. La misión de Moisés era sacar al pueblo de Egipto, pero la de Josué era introducirlos a la tierra que Jehová les había prometido. Todo era parte del perfecto plan de Dios, usó a ambos en maneras únicas y especiales. 

Somos líderes, y si Dios nos mueve y nos coloca en áreas donde tengamos que liderar a otros, necesitamos ser consientes que es bajo la autoridad de Dios, que hay una necesidad espiritual más grande en nosotros y que en nuestro liderazgo debemos ser determinados en representar bien a Cristo. No se trata con que nosotros hagamos cosas grandes sino que Dios haga cosas grandes en y por medio de nosotros. 


Leer: Números 26-27 y Proverbios 6 

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