El Refugio

“Habla a los hijos de Israel, y diles: Cuando hayáis pasado al otro lado del Jordán a la tierra de Canaán, os señalaréis ciudades, ciudades de refugio tendréis, donde huya el homicida que hiriere a alguno de muerte sin intención.”

Números 35:10-11 


Nuestro Dios es un Dios de amor. Cuando pensamos en amor, hay algunos diferentes lados que puede tener. Amor es algo que provee protección, amor es algo que da consuelo, amor es algo que sacrifíca, amor es algo que tiene que dar castigo, amor es algo que extiende gracia, pero amor también es justo.


Aquí en capítulo 35, vemos dos lados de este amor de Dios. Un lado es que él que quita una vida, su vida debe ser quitado. Es el lado de disciplina y juicio de Dios. Si alguien con propósito quita la vida de un alma (de lo cual es de MUCHO valor a Dios), la cosa correcta, la cosa justo es dar castigo, pagar a este humano la consecuencia de su acción. Es por amor que se iba a quitar la vida del asesino, para mostrar el amor y justicia de un Dios poderoso. 


Sin embargo, en el mismo capítulo, vemos que Dios provee una solución si alguien mata a otra persona sin intención o por accidente. Otra vez, Dios es justo y conoce el corazón. Él provee una manera en Su amor de proteger el hombre que sin intención tuvo un accidente y algo horrible pasó. Esta persona podría correr a una de estas seis ciudades de refugio hasta que podrían tener un juicio para ver de verdad lo que pasó. 


¡Dios es tan bueno! Él es nuestra ciudad de refugio donde nosotros podemos correr y tener Su protección de nuestro pecado. Él provee misericordia, gracia, amor en Él. 


Amigo, ¿usted ha corrido a la ciudad de refugio, Jesucristo, para protección de su pecado? ¿O está tratando de esconderse del castigo de Dios, lo que debe recibir por lo que ha hecho? En Su amor, hay juicio, pero también hay un refugio, se llama, Jesucristo quien está dispuesto de cubrir su pecado en Su sangre y darle vida. 


Leer Número 35-36; Proverbios 10

¿Cuántas ciudades tuvieron los Levitas y qué tamaño eran?