El Prisma de Senaquerib

El polvo se arremolina bajo el sol abrasador de Irak mientras el equipo del Coronel R. Taylor excava en las ruinas de Nínive en 1830. Gritos resuenan en el lugar: un trabajador ha desenterrado un prisma hexagonal de arcilla, con inscripciones cuneiformes que brillan bajo la luz. El aire vibra de expectación mientras Taylor aparta siglos de tierra, revelando los Anales de Senaquerib, una reliquia del 691 a.C. que conectará la historia antigua con las Sagradas Escrituras. No es un hallazgo común; es una ventana al mundo de 2 Reyes 19, donde el rey asirio se burló de Jerusalén, mofándose de su Dios.


En 2 Reyes 19:10–13 el emisario de Senaquerib, el Rabsaces, se burla: “No te engañe tu Dios, en quien tú confías, diciendo: Jerusalén no será entregada en mano del rey de Asiria. He aquí, tú has oído lo que los reyes de Asiria han hecho a todas las tierras, destruyéndolas completamente; ¿y escaparás tú? Los dioses de las naciones que mis padres destruyeron, ¿acaso libraron a Gozán, a Harán, a Rezef y a los hijos de Edén que estaban en Telasar?” Los asirios alardeaban de haber aplastado naciones y sus dioses, creyendo que Jehová caería igual.


Mientras el equipo de Taylor descifra el prisma, las palabras cobran vida. La tercera campaña de Senaquerib, grabada en acadio, relata su invasión de Judá en el 701 a.C. Afirma haber conquistado 46 ciudades de Judá, tomando botines y 200,150 cautivos. Jerusalén, escribe, fue sitiada, con el rey Ezequías “encerrado como pájaro en jaula”. El prisma detalla el tributo de Ezequías—30 talentos de oro, 800 de plata y más—haciendo eco a 2 Reyes 18:14–16, donde Ezequías despoja el templo para apaciguar a los asirios. Las burlas del Rabsaces resuenan en el tono jactancioso del prisma, confirmando el relato bíblico de la arrogancia asiria.


Sin embargo, el silencio del prisma habla más alto. Nunca afirma la caída de Jerusalén ni la derrota de Ezequías. Esto concuerda con 2 Reyes 19:35–36, donde Dios envía un ángel que mata a 185,000 asirios, forzando la retirada de Senaquerib. El prisma, creado como propaganda, omite este desastre, pero su falta de mención sobre la captura de Jerusalén es un guiño sutil al milagro bíblico. Para los creyentes, este artefacto es un testimonio del poder de Dios, probando que no es un ídolo como los dioses de Gozán o Harán.


El descubrimiento en Nínive parece providencia divina, un momento donde historia y fe convergen. El prisma no solo valida las Escrituras; nos invita a confiar en la liberación de Dios. Cuando el mundo se burla de nuestra fe, como Senaquerib se mofó de Jehová, podemos permanecer firmes, sabiendo que el Dios que salvó a Jerusalén aún reina. Que este prisma antiguo nos recuerde: ningún poder puede frustrar las promesas del Señor. ¿Confiaremos en Él cuando nuestros propios “asirios” nos amenacen?


¿Cómo fortalece su fe el prisma de Senaquerib al confirmar 2 Reyes 19? Frente a desafíos, sería bueno recordar que Dios siempre está pendiente de nosotros y toda la Biblia es cierta. No siempre hay evidencias por cada evento mencionado en la Biblia, pero podemos confiar en la Biblia, y las promesas de Dios para nosotros.


Video de hoy: https://youtu.be/_UfLJ24FDQs


Leer: 2 Reyes 19; Salmos 46, 80, 135; Proverbios 28

¿Cuántas veces aparece la frase “oh Dios, restáuranos” en Salmo 80? ¿Por qué cree usted que es así?