La sala de café
“No te alabes delante del rey,
Ni estés en el lugar de los grandes;
Porque mejor es que se te diga: Sube acá,
Y no que seas humillado delante del príncipe,
A quien han mirado tus ojos.”
Proverbios 25:6-7
Jessica era una empleada tranquila en su oficina. Llegaba temprano, hacía su trabajo con diligencia, y siempre buscaba cómo ayudar: ya fuera rellenando el papel de la impresora o limpiando la sala del café, aunque no fuera su responsabilidad.
Una mañana, la empresa organizó una reunión importante con el gerente regional. Se escuchaban rumores de que alguien del equipo iba a recibir un reconocimiento especial.
Al llegar al salón, varios compañeros trataron discretamente de sentarse más cerca del frente, donde hablaría el gerente. Uno incluso llevó un informe reciente, con la esperanza de impresionar. Jessica, en cambio, se sentó en una silla del fondo, sirviendo una taza de café a un colega mayor.
El gerente entró, saludó al grupo y, después de algunos anuncios, dijo:
“Antes de continuar, quiero agradecer a alguien que constantemente aporta al equipo—no por reconocimiento, sino porque le importa”.
El ambiente se tensó un poco.
“Jessica,” dijo. “Cada vez que visito, noto los pequeños detalles: un espacio ordenado, una cafetera llena, una palabra amable a los demás. Eso dice más sobre el liderazgo que cualquier título”.
Todos voltearon a mirar mientras Jessica, sorprendida y un poco avergonzada, levantaba la vista.
“Por favor, ven y siéntate aquí,” dijo el gerente, señalando el asiento junto a él. “Necesitamos más personas como tú que marquen la diferencia con su ejemplo”.
Lucas 14:11 dice, “Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido”.
Jessica no sirvió para ser vista. Sirvió porque era lo correcto. No reclamó un lugar de honor, y sin embargo, fue levantada.
Eso es exactamente lo que nos enseña la Palabra de Dios: Dios honra al humilde. El que no busca ser reconocido, es quien realmente resalta ante los ojos del Señor.
Vivimos en un mundo donde muchos buscan atención, elogios y recompensas. Pero en el Reino de Dios, la humildad tiene más valor que la autopromoción.
Sirve en silencio. Ama con sinceridad. No busques el primer lugar. Cuando sea el momento, Dios mismo dirá: “Sube acá”.
Video de hoy: https://youtu.be/-HSAdOw8KHE
Leer: Proverbios 25-26; Proverbios 17
Aparte de la verdad dada en el devocional de hoy, anote otro principio para su vida de Proverbios 25 o 26 que tiene enseñanza paralela en el Nuevo Testamento.