Un amor fraternal

“Pero acerca del amor fraternal no tenéis necesidad de que os escriba, porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros; y también lo hacéis así con todos los hermanos que están por toda Macedonia. Pero os rogamos, hermanos, que abundéis en ello más y más”

1 Tesalonicenses 4:9-10


Uno de los primeros grupos que se enfocaron en las misiones fueron los Moravos. Se dice que en los años 1700 se levantó una contienda entre dos grupos de ellos. Un líder del movimiento, en Conde Zinzendorf, convocó a ambos bandos a una conferencia. Comenzaron un lunes por la mañana, sin sacar a la luz su controversia, estudiando el libro de 1 de Juan y su enseñanza de amar a los otros creyentes. Toda la semana leyeron, oraron y estudiaron este pequeño libro de la Biblia. El domingo tuvieron un servicio regular, y el siguiente día se reunieron de nuevo para hablar de su conflicto, solo para llegar a un acuerdo en cuestión de minutos. El amor venció sus diferencias. 


Muchos de los conflictos que surgen en las iglesias y en las familias pueden ser vencidos con un enfoque renovado en el Señor. Cuando una orquesta toca, si cada instrumento fue afinado por su sí solo, habrá un desarreglo. Es cuando se afinan al mismo tiempo que se puede escuchar música bella. La presencia del conflicto y el desacuerdo muestra que nuestro amor por los demás, que está basado en el amor de Dios, debe de ser reforzado. 


Debido a nuestra naturaleza caída, es seguro que surgirán pleitos y que los desacuerdos cruzarán por nuestro camino. El amor no nos dice que no tengamos diferencias de opinión, pero gobierna nuestra respuesta a esas diferencias. El amor previenen que nuestros desacuerdos se conviertan en divisiones que debiliten el cuerpo de Cristo y minimicen su poder. Al amor busca alcanzar lo mejor para la otra persona. 


Principio de renovación de hoy: Cuando nuestros corazones están afinados con Dios y lo amamos como debemos, es fácil amar a otros creyentes. 


25 de octubre - LEER - Lucas 6-7


Según la Biblia ¿De dónde salen todo lo bueno y malo?