¿Quién soy yo?
Y entró el rey David y estuvo delante de Jehová, y dijo: Jehová Dios, ¿quién soy yo, y cuál es mi casa, para que me hayas traído hasta este lugar? Oh Jehová, por amor de tu siervo y según tu corazón, has hecho toda esta grandeza, para hacer notorias todas tus grandezas. Jehová, no hay semejante a ti, ni hay Dios sino tú, según todas las cosas que hemos oído con nuestros oídos.
1 Crónicas 17:16, 19-20
Aquí otra vez notamos porque David es conocido como un hombre según el corazón de Dios—él reconoce que no es nada antes de Dios y que todo lo que tiene es por medio de Dios.
Imagine que está en la playa, sosteniendo un solo grano de arena. Ese pequeño grano representa a un ser humano en comparación con la inmensidad de la Tierra. Pero ahora piense en algo aún más grande: la Tierra es solo un pequeño planeta en nuestro sistema solar, y ese sistema solar es uno entre miles de millones en la galaxia Vía Láctea. Y la Vía Láctea es solo una entre miles de millones de galaxias en el universo.
Jehová Dios es el Creador de todo eso: cada estrella, cada galaxia, cada ley de la física e incluso del tiempo mismo. Isaías 40:26 dice: “Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza y el poder de su dominio.”
En comparación con eso, somos increíblemente pequeños. Y aun así, Jehová nos conoce por nombre y se preocupa por nosotros. Eso demuestra no solo su grandeza, sino también su amor.
Imagine que está de pie frente al océano. Por más agua que intentes tomar con sus manos —tal vez solo unas gotas—, eso no es nada comparado con la inmensidad del mar que tiene delante. El océano es profundo, poderoso y parece no tener fin.
Ahora piensa en esto: todos los océanos, ríos, lagos e incluso las nubes —Jehová los sostiene en la palma de su mano. Isaías 40:12 dice: “¿Quién midió las aguas con el Queco de su mano y los cielos con su palmo, con tres dedos juntó el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza y con pesas los collados?”
Eso significa que lo que para nosotros parece inmenso e imposible de controlar, para Jehová es pequeño y manejable. Su sabiduría, poder y presencia son más grandes de lo que podemos imaginar.
Y aun así, el mismo Dios tan grande y poderoso te escucha cuando ora, ve sus lágrimas y se preocupa profundamente por su vida.
David dio la misma idea en 1 Crónicas 17:16 y Salmo 8:4 —“Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?’
Quiero animarle meditar en eso hoy — no somos nada, pero Dios nos ama y quiere cuidar de cada uno. ¡Qué pensamiento asombroso!
Video de hoy: https://youtu.be/YlXhdCuxYeI
Leer: 2 Samuel 607; 1 Crónicas 17; Proverbios 7
¿Qué detalles son diferente entre la historia del arca en 2 Samuel 6 en comparación a lo que leemos hace pocos días en Crónicas?