Probad los Espíritus


“Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras”.

2 corintios 11:13-15


Durante la administración del presidente Ronald Reagan, uno de los problemas internacionales principales que enfrentaba los Estados Unidos fue un nuevo acuerdo de control de armas con la Unión Soviética. Como parte de sus negociaciones con el líder ruso Mikhail Gorbachev, Reagan se negó a aceptar un nuevo tratado a menos que hubiera medidas significativas adoptadas con el fin de garantizar que ambas partes cumplieran con sus términos. Reagan utilizó un viejo proverbio ruso doveryai, no proveryai (confíe, pero verifique) para hacer clara su posición. Cuando los dos hombres finalmente firmaron el tratado, Reagan utilizó ese proverbio de nuevo, y Gorbachov dijo: "¡Usted dice eso todo el tiempo!".


En nuestros días, hay muchos que dicen ser cristianos que enseñan doctrinas falsas y guían a la gente por el mal camino. Sólo porque alguien usa términos bíblicos no significa que su enseñanza puede ser aceptada sin compararla con las Escrituras. Tenemos que prestar atención a la advertencia de Juan cuando escribió bajo la inspiración de Dios, "Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios;" (1 Juan 4:1).


La mayoría de nosotros reconoceríamos al diablo si apareciera vestido como la imagen de los dibujos animados con un rastrillo, los cuernos y la cola. Pero él es sutil, y como parte de su engaño, se presenta como una fuerza para el bien en vez de para el mal. Recuerde que en el Jardín del Edén la serpiente tentó a Eva diciéndole que el fruto la haría como Dios. ¿Es bueno ser como Dios? Por supuesto. Pero los medios propuestos por Satanás no conducen a tal fin, por lo que debemos estar en guardia.


Principio de hoy para permanecer Arraigado: Asegúrese de comparar la enseñanza que escucha con la Palabra de Dios para determinar si es verdadera.