Sea un Motivador


“Tenga el Señor misericordia de la casa de Onesíforo, porque muchas veces me confortó, y no se avergonzó de mis cadenas, sino que cuando estuvo en Roma, me buscó solícitamente y me halló. Concédale el Señor que halle misericordia cerca del Señor en aquel día. Y cuánto nos ayudó en Éfeso, tú lo sabes mejor”.

2 Timoteo 1:16-18


Una de las necesidades pasadas por alto que la gente tiene es de ser animados. A menudo es más fácil para nosotros ver e identificar las necesidades físicas que las emocionales. Sin embargo, en verdad muchas personas se desaniman cuando se enfrentan a los retos y las presiones de la vida. Oír una palabra amable de esperanza de alguien más puede hacer toda la diferencia. William Arthur Ward dijo: "Deme un elogio y tal vez no le crea. Critíqueme y tal vez no me guste. Ignóreme y tal vez no lo perdone. Aliénteme y no lo olvidare".


En el libro de Eclesiastés, Salomón describió la importancia de tener un animador de esta manera: "Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante." (Eclesiastés 4:10). A partir de la creación hemos sido diseñados con la necesidad de comunión y compañerismo. Nuestro mundo adora el mito de la persona robusta que no necesita la ayuda de nadie, pero ese no es el plan de Dios. Él quiere que Sus hijos usen sus palabras para edificar y fortalecerse mutuamente.

La persona que se propone a ser un motivador nunca encontrará una escasez de gente para ayudar. Incluso simples palabras que se hablan sinceramente pueden hacer toda la diferencia y dar a alguien que tiene dificultades la fuerza para seguir adelante. Nosotros lo llamamos ánimo, que literalmente significa dar valor a alguien que lo necesita. Tales palabras tienen mucho más valor al corazón herido que las recibe.


Principio de hoy para permanecer Arraigado: Aproveche cada oportunidad hoy para animar a alguien que pueda estar sufriendo.