La causa de nuestro gozo

“No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo” Efesios 5:18-20


Justo antes de la guerra civil, James Fields, cuyo padre había sido capitán de un barco, publicó un poema llamado: “La hija del capitán”. En el se cuenta la historia de un barco atrapado en las olas del mar en una terrible tormenta. Era después de medianoche pero todos en el barco tenían mucho miedo como para irse a dormir. Finalmente, cuando ya no había esperanza, el capitán bajó de la cubierta y estaba listo para rendirse…hasta que su hija habló: 


Pero su pequeña hija susurró, 

Mientras tomó su mano helada, 

“¿No es Dios sobre el mar

Así como lo es sobre la tierra?”


Este recordatorio les devolvió la fe al capitán y a los pasajeros y el siguiente día llegaron a tierra a salvo. Todos nosotros pasamos por situaciones retadoras: crisis de salud, pérdidas de empleos, un hijo que está batallando o la muerte de un ser querido. Las cosas malas le suceden a las personas buenas, inclusive a los cristianos. Algunos responden a estas dificultades con depresión o coraje en contra de Dios por permitir que las cosas malas les sucedan. Pero otros responden con fe y con alegría que permanece aún en medio de las tormentas.

La diferencia entre las respuestas no se encuentra en las circunstancias sino en la medida que el Espíritu Santo está llenando las vidas y los corazones de los creyentes. Cuando somos llenos de Él, el gozo (que es uno de los frutos del Espíritu) es un resultado natural. No necesitamos que todo vaya bien para estar gozosos. Necesitamos tener al Espíritu Santo obrando en nuestros corazones. 


Principio de renovación de hoy: Independientemente de las circunstancias externas, un corazón puede estas contento a través de la llenura del Espíritu Santo. 


18 de septiembre - LEER - Oseas 1-7


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