Rápido y Lento


“Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios. Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas”.

Santiago 1:19-21


Algunos de nuestros problemas provienen del hecho de que somos lentos para hacer las cosas que debemos y rápidos para hacer las cosas que no debemos. Una de las áreas en las que se manifiesta para muchos está en nuestro oír y nuestro hablar. Lehman Strauss preguntó: "¿Será que no somos prontos para oír porque no somos lentos para hablar? Dios nos dio dos oídos y sólo una boca. ¿No deberíamos ser el doble de rápido para escuchar y aprender?"


Muchas veces los conflictos surgen en las iglesias, los matrimonios, las amistades y relaciones de trabajo porque alguien llega a una conclusión sin conocer todos los hechos y comienza a decirle a todos lo que ellos creen que pasó. Estas personas pueden ser muy sinceras en lo que están haciendo, no obstante pueden ser destructivas. Es imposible remover las palabras una vez que se han dicho. Mark Twain dijo: "Una mentira puede viajar al otro lado del mundo mientras la verdad todavía está poniéndose sus zapatos".


No tenga prisa por repetir las cosas que le han contado, sino que en lugar de esto evalúelas con cuidado y asegúrese de que conoce todos los hechos antes de llegar a una conclusión. Salomón nos recuerda: "Al que responde palabra antes de oír, le es fatuidad y oprobio" (Proverbios 18:13). Si bien hay un tiempo para hablar de lo que es correcto, no debemos responder con prisa o con ira. Más bien debemos estar listos para escuchar y asegurarnos de que somos totalmente conscientes de la situación antes de empezar a hablar.


Principio de hoy para permanecer Arraigados: Sea más rápido para escuchar que para hablar, y encontrará su vida mucho más pacífica.