La presencia de Dios calma nuestros miedos
“Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir el Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre”
Hebreos 13:5-6
David Livingstone fue uno de los misioneros pioneros. Como adolescente fue motivado a alcanzar a aquellos que no habían escuchado el evangelio. Robert Moffat predicó sobre la necesidad en África. Él dijo: “He visto en diferentes ocasiones, el humo de mil pueblos, pueblos con gente sin Cristo, sin Dios y sin esperanza en el mundo”. A pesar del peligro y los retos, Livingstone decidió ir a alcanzar a esa gente.
Al principio de su obra en África, Livingstone enfrentó gran oposición. De acuerdo a la historia, él escribió estas palabras en su diario: “Ya es de tarde. Siento mucho miedo y confusión por la probabilidad de que todos mis planes lleguen a su fin por manos de los salvajes que están ahora mismo afuera del campamento. Pero Jesús dijo: ‘Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra, y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo’. Estas son las palabras de un caballero de el honor más estricto y santo, así que ahí se acaba mi miedo. Ya me siento tranquilo y en paz”.
Los estudios demuestran que la soledad es uno de los miedos más grandes de la gente. Pero para un hijo de Dios, nunca existe un momento en el que se está solo. Tenemos la gran promesa del Espíritu Santo, y Él nunca nos deja. Cuando estamos afligidos por la duda o el miedo, es a Él a quien debemos acudir por ayuda y consolación. La fe de se da cuenta de que Dios está ahí aún cuando no lo podemos ver obrar.
Principio de renovación de hoy: No importa la circunstancia en la que se encuentre, como hijo de Dios usted nunca está solo.
30 de octubre - LEER - Lucas 17-18
Lucas 17 menciona que las circunstancias de la venida de Cristo van a ser como las de Noé y Lot ¿qué pasó en éstas historias justo antes del juicio de Dios?