Sin culpa
“Y para expiación de su culpa traerá a Jehová un carnero sin defecto de los rebaños, conforme a tu estimación, y lo dará al sacerdote para la expiación. Y el sacerdote hará expiación por él delante de Jehová, y obtendrá perdón de cualquiera de todas las cosas en que suele ofender”.
Levítico 6:6-7
La ofrenda de la culpa hace referencia al arrepentimiento. Lo que en Levítico se nos muestra es que el plan de Dios es que tengamos convicción sobre las cosas que hacemos contra nuestro prójimo; es decir, nuestros cónyuge, hijos, amigos, hermanos en Cristo y el resto del mundo.
La ofrenda tenía como propósito que la persona tuviera convicción sobre su mala acción o actitud y que esto no siguiera afectando su relación con Dios y con la gente involucrada. Trata principalmente con la restitución de la persona al reconocer su mal y sentir culpa por lo que hizo.
Muchas veces hoy, aún conociendo de Cristo vivimos con culpa, culpa sobre nuestros malos pensamientos, relaciones defectuosas entre hermanos, ofensa, crítica, chismes, traumas del pasado; podemos llegar a vivir aferrados a algo que no sucedió, o que sucedió pero no cómo queríamos. Nuestros errores pueden convertirse como un acusador judicial que nos persigue y se llama culpa. Esta nos puede encerrar en la prisión de nuestros pensamientos y alejarnos por completo de Dios. Sin embargo, no es la vida que Cristo quiere que vivamos, por eso Su Padre diseñó las ofrendas sobre la culpa. Estas ofrendas tenían el propósito del arrepentimiento sobre las acciones mal ejecutadas, las mentiras, es decir el pecado, contra el prójimo o hacia Dios.
Pero hoy en día tenemos la ofrenda perfecta ya dada. Jesús vino para quitar la culpa del pecado por completo; solo Su Espíritu puede darnos convicción sobre nuestros pecados y liberarnos de la culpa, porque Él llevó todo eso hasta la cruz por amor a nosotros.
Dios no quiere que viva una vida llena de culpa—sobre su pecado, sus errores, sus malos pensamientos hacia sí mismo o su prójimo, su crítica o su corazón carnal—Él ya pagó el precio, y si usted ya confió en Él por el perdón de pecados y la vida eterna que ofrece…¿qué está esperando? ¿Por qué quiere seguir aferrado a vivir una vida llena de culpa? Si hay algo ahorita que le está generando sufrimiento por la culpa, repárelo en su corazón y con Dios, porque la culpa solo le come y destruye e impide la obra de Dios en su vida. No espere más, sea libre de la culpa hoy. Usted puede experimentar la gracia de Dios y Su amor libre de la culpa.
Este día disfrute de su comunión con Dios y andad sin culpa, aceptando la ofrenda hecha por Jesús y disponible para todos. Solo un Dios tan perfecto podría quitar la culpa de nuestros pecados y borrarla para siempre.
Leer: Levítico 5-7 y Proverbios 14
Mencione tres leyes sobre los sacrificios.