Fieles a Cristo


“Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios. Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís”.

Colosenses 3:22-24


En el siglo XVI, hubo un reformador protestante en Inglaterra con el nombre de Hugh Latimer. Se le conocía como un gran predicador de su tiempo y como resultado tuvo muchas oportunidades de predicar. Una vez se enteró que había de predicar ante el rey Henry VIII de Inglaterra. Mientras pensaba en su gran responsabilidad de llevar un mensaje ante el rey se dio cuenta que el mensaje que Dios puso en su corazón no era un mensaje que al rey le agradaría escuchar.


Mientras contemplaba esto, dijo que escuchó una voz que decía: "Latimer, recuerda que estás predicando ante el rey Henry VIII quien, si quiere, puede quitarte la vida". Entonces oyó otra voz que decía: "Latimer, recuerda que estás predicando ante el Rey de reyes, no lo desagrades". Latimer enfrentó la elección: Predicaría lo que el hombre quería oír, o predicaría lo que Cristo puso en su corazón. Latimer decidió tomar posición por la verdad y predicó con valentía. Con el tiempo, fue martirizado por la hija del rey Henry, la reina Mary.


El trabajo que hace hoy no es sólo para ser aceptado por un jefe o supervisor, debe también ser hecho de tal manera que seamos fieles a nuestro testimonio y compromiso con Cristo. En todas las esferas de la vida, la responsabilidad final que tenemos es a Él. Él evalúa no sólo lo que hacemos, sino los motivos con que lo hacemos. Y si somos fieles a Él, el resultado final está asegurado.


Principio de hoy para permanecer Arraigado: No importa a qué trabajos se enfrente hoy en día, recuerde que en última instancia usted deberá responder a Cristo por su trabajo y su fidelidad.