La Razón de la Cruz
“Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él”.
2 Corintios 5:20-21
Hace muchos años, el famoso pastor RG Lee visitó Tierra Santa. Cuando llegó al lugar donde se cree que Jesús fue crucificado, él quería ir a la cima de la colina. Su guía lo disuadió de subir, pero el pastor insistió. Cuando llegaron a la cima, el guía preguntó: "¿Alguna vez has estado aquí antes?" "Sí," respondió el Dr. Lee, "Yo estuve aquí hace unos dos mil años atrás".
Jesús murió en la cruz por los pecados del mundo, pero también murió específicamente por mis pecados y por sus pecados. Todo lo que he hecho que no debería haber hecho, y todo lo que no he hecho que debería haber hecho fue puesto sobre Él mientras estaba colgado en la cruz. Jesús, el Hijo perfecto de Dios y sin pecado, se hizo pecado por mí para que yo pudiera ser justo ante los ojos de Dios. ¡Qué tesoro! ¡Qué enorme precio!
A pesar de que he sido salvo desde una edad temprana, no quiero perder de vista el hecho de que mi salvación es un don inmerecido de la gracia de Dios que transformó mi vida y mi destino eterno. Nunca quiero olvidar que Jesús fue a la cruz por mis pecados. No quiero estar tan acostumbrado a mi salvación como para perder la admiración y la gratitud de que Dios me ama tanto. El cristiano que ha olvidado que él estaba en el Calvario ha perdido una de sus principales fuentes de alegría y una de sus principales motivaciones para el servicio.
Principio de hoy para permanecer Arraigados: La salvación de Dios es un regalo que no tiene precio, y debemos alegrarnos y dar gracias a Dios por ello.