Edifique y Anime


“Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo. Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él. Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis”.

1 Tesalonicenses 5:8-11


R. A. Torrey era un hombre brillante y educado y un predicador poderoso que fue usado grandemente por Dios. Sus reuniones evangelistas por todo el mundo provocaron que miles confiaran en Cristo como Salvador. Sin embargo, dentro de su propia casa, Torrey fue más conocido por su gentil compasión que por su predicación ferviente. Cuando su hija Edith mencionó un error de un amigo, le dijo: "Lo que parece un error puede ser la cicatriz de una gran batalla".


Si extendemos ese espíritu de compasión para aquellos que conocemos, encontraremos que no somos ásperos y críticos hacia ellos. Al contrario, los encontraremos dispuestos a escuchar la verdad. Una de las características interesantes de Cristo es que tanta gente se sintió libre de venir a Él a pesar de los problemas y pecados en sus vidas. Siempre fue amable, aceptando aquellos que estaban cargados y ofreciéndoles descanso.


La historia de la mujer sorprendida en adulterio en Juan 8 ilustra bellamente esta verdad. Jesús le dijo: "Tampoco yo te condeno" y también "vete y no peques más". Él nunca aceptó o expresó la aprobación del pecado, pero Él fue y es un amigo de los pecadores. Si vemos a la gente con compasión como Jesús, nos resultará fácil alcanzar con amor en lugar de condenarlos por su conducta. Dios nos ha llamado a animar, fortalecer y edificarnos los unos a los otros.


Principio de hoy para permanecer Arraigado: Tenga paciencia con la gente hoy. Reconozca que están tratando con heridas y dolores, y extiéndales gracia.